Kukuli Velarde

23.02.2014 23:00
Por Tilsa Otta | Visitas: 1182

Kukuli Velarde: “Todo es un desafío”

 

De pronto DJ Sabroso sacó un pequeño libro de su colección de tesoros y me lo extendió: ¿Conoces a Kukuli? Mientras miraba alucinada las ilustraciones de esta niña prodigio de trece años –o trece siglos como se especula en la introducción escrita por sus padres, Hernán Velarde y Alfonsina Barrionuevo, a fines de los setenta- en mi cabeza surgió urgente la pregunta: ¿Dónde está ahora esta mujer? ¡¿Qué está  haciendo?!Sabroso respondió con una sonrisa: Vive en Estados Unidos, pero viene en mayo a hacer una exposición en el ICPNA.  Ahora está aquí.

 

Las vikuñas se quejan a la luna - dibujo de Kukuli de niña

 

Kukuli partió a Nueva York en 1987 a estudiar Bellas Artes en el Hunter College. Ha expuesto en Nueva York, Wisconsin y en la II Bienal Internacional de Lima. Tras una larga ausencia podemos ver en Lima Patrimonio, muestra que incluye las series “Plunder Me, Baby” y “Corpus”, ambas en cerámica; la serie de pinturas “Cadavers”, integrada por auto-retratos en planchas de aluminio; el vídeo “Sonqollay” y un mural que la artista realiza con plumón en una de las paredes de la galería.

 

 

LL: ¿Cómo nació la idea de esta muestra?

 

Kukuli: Esta exhibición es el trabajo de ocho años. La primera vez que volví a la pintura fue el 2004 a la vez que empecé a hacer la serie Plunder Me, baby que es la que está en las urnas. Esta serie ha continuado  y también la he exhibido en Nueva York en la galería Barry Friedman que es la que me representa ahora. Siempre me gustó la idea de venir al Perú y tuve la suerte de que Christian Bendayán me acompañara y me incentivara a venir al ICPNA en el 2010 para ver la posibilidad de hacer una exhibición. Aprobaron la exhibición de inmediato y la programamos para el 2012.

 

LL: Viviste en Nueva York muchos años…

 

Kukuli: Viví diez años y ahora llevo doce viviendo en Philadephia. Una de las cosas buenas de Philadelphia es que está a dos horas de Nueva York.

 

LL: Me parece que hay en la muestra un cuestionamiento a la idea de identidad, al colonialismo y al rol de la mujer también…

 

Kukuli: Lo de la mujer es algo inherente. A veces lo más subversivo es lo más simple, lo más revolucionario es lo más cotidiano. Para mí el cuerpo de la mujer ha sido expuesto, explotado y objetualizado por centurias en la cultura occidental, que es en la que nos movemos como invitadas de piedra, y siempre ha sido el hombre. Yo cuando era chica no pensaba que hubieran mujeres artistas y si las había no eran buenas, según yo, porque una mujer no podía ser artista ni podía ser buena. La única que podía ser buena era yo, eso pensaba, que iba  serlo porque tampoco me consideraba una buena artista cuando era chica. Pero tanto te meten la idea. Lo que yo recuerdo simplemente es la inocencia de una criatura ante la información que recibe, y la que yo recibía es que los hombres son los que pintan y los que hacen arte.

 

LL: La mujer era la musa…

 

Kukuli: Claro. No sé si recuerdas esas pinturas de Ingres. Es uno de los más obscenos en cuanto a la visión subyugada de la mujer. Yo empecé a pintar sin ninguna de esas cosas en mente pero ahora que la obra está hecha me parece que estoy pintando el cuerpo desde el punto de vista de una mujer, heterosexual, para la cual el cuerpo no es un objeto de deseo, porque además es mi propio cuerpo. No sólo no presento el cuerpo de la mujer como un objeto sino que estoy presentando el mío como una propuesta diferente, de no objetualizarnos, porque tendemos a hacerlo. Alguien me decía: “¿Por qué tanta sexualidad en tu trabajo?”. Yo no veo ninguna sexualidad porque ninguno de estos cuerpos está invitando nada, no hay un ofrecimiento, no hay: “Mira, qué linda soy”, porque no puede haber, porque linda no soy, vieja estoy. Simplemente son cuerpos descarnadamente honestos y quizás por la honestidad se ven descarnados, simplemente son cuerpos honestos y ese adjetivo es objetivo.

 

 

También me dicen: “¿Por qué los diablos y el bebe tienen órgano sexual?”. Y yo pienso: ¿No sería más difícil borrarlo? ¿No sería demasiado reprimido borrar lo evidente? Todos los hombres tienen cola, es una forma de decirlo, todos los que ves tienen su colita con sus dos bolitas. Y todas las mujeres tienen vulva. No es una invención, es la realidad. Entonces, a todos los penecitos les he puesto caritas sonrientes o disgustadas porque ya me empiezo a burlar un poco. En términos generales, históricamente hablando, el artista hombre occidental ha manipulado su cuerpo con mucha dignidad. Mientras nos han hecho desnudas y deseables, ellos han tendido a hacerse dignos, autoritarios, líderes, elegantes. No buscan verse hermosos sino imprimir un poco de autoridad, de poder. En última instancia me gusta la idea de manipular el cuerpo masculino un poco socarronamente porque no busco objetualizarlo tampoco. Pero eso viene de una experiencia que tuve. Yo instalé noventa cupidos en Santa Rosa para la Bienal de Lima el 99. Los cupidos eran pequeños y los falos eran a escala real. Y ninguno de los señores que los colgaban les tocaba el pene, lo más fácil para colgarlos era cogerlos de ahí pero ninguno se atrevía. Y a veces me pongo a pensar, en términos culturales, ese respeto que se tiene debe ser también el temor que les da tenerlo tan expuesto. Es tan delicado que tienen que luchar contra esa delicadeza. No sé cuál es el rollo. No tengo complejos ni ideas como puede tener un hombre de tocar el pene de otro hombre, aunque sea de barro.

 

LL: Aunque has vivido tantos años en Estados Unidos, aún tienes un imaginario muy arraigado, sobre todo al Cusco que es el primer lugar donde viviste.

 

Kukuli: No lo puedo evitar. A veces me dicen: “Te has mantenido con tus raíces, has buscado inspiración en tu tierra”. Pero yo no he buscado nada, así ha salido. Yo pienso que uno ha visto durante su niñez muchas cosas que alimentan tu bagaje visual y se ven posteriormente en tu trabajo artístico. Mis compañeros de la universidad de Hunter habían visto de primera mano  a Gauguin, a Cezanne, a Pollock, a Rauschenberg, a Klee. No en libros, como nosotros; una cosa es una foto y otra la realidad. Yo no vi nada de eso, lo que vi de primera mano fueron las pinturas de la escuela cusqueña en las iglesias  y cerámica precolombina en los museos. Eso lo veía todo el tiempo por mi mamá, que es súper peruanista, siempre nos llevaba a ver eso. Entonces, la riqueza visual que he recibido ha sido esa.  Esto es culpa de mis padres (sonríe).

 

 

En el cuadro donde estoy embarazada, hice el torso un día antes de dar a luz. Y me gusta la actitud porque es la posición de la mujer objeto (está punto de dar a luz pero posando, con un brazo en la cabeza y otro en la cadera) pero es una contradicción porque para el ojo masculino el cuerpo de una mujer embarazada es un turn off, pero para mí es lo más bello que se ha visto mi cuerpo. El ojo masculino puede verse ofendido porque se le está ofreciendo una belleza y se le niega ver una belleza al mismo tiempo, es una paradoja.

 

LL: Es un desafío ¿no?

 

Kukuli: Todos son un desafío, el otro día me di cuenta…

 

LL: Es fuerte. No sólo pones tu rostro sino que te pones afuera, sacando el pecho, desafiando parámetros y cosas que, como tú dices, representan actitudes de dominación…

 

Kukuli: Sí, hay cosas que ya me tienen podrida. Por ejemplo, Plunder Me, baby son piezas que están despertándose en un museo y están sacadas de onda porque están totalmente descontextualizadas, no saben qué ha pasado. Hay unas que quieren salirse, otras que han dicho “me vale madre. Pero Plunder Me, baby, que significa Saquéame,  papi, también es un reto. Es como decir “Viólame”. Entonces al violador le quitas el placer de saberte mentalmente sometida. Eso  es lo ellas están diciendo, o lo que yo estoy diciendo a través de ellas. Las mejores piezas de cerámica precolombina están en el Metropolitano (museo de Nueva York), en varios museos del mundo muy bien tratadas pero son botines de guerra a las finales. “Está lindo que lo tengas en tu museo pero yo sé de dónde vienen, no esperes que esté agradecida”.

 

 

LL: Y en esta sensación de desafío ¿cómo encaja este video de tu padre que es tan evocativo?

 

Kukuli: Es que el eje no es el desafío, a pesar de que existe, el eje principal es el patrimonio. Los dibujos son un patrimonio de mi niñez, yo soy el legado de mi padre de cierta manera. Mi padre es mi patrimonio, la cultura peruana es mi patrimonio, los dibujos que hacía de pequeña son mi patrimonio.

 

LL: Y hacia dónde va tu trabajo, ¿qué estás haciendo actualmente?

 

Kukuli: La serie Corpus (escultura). Tengo mi guagua también.

 

LL: Tras tantos años fuera de Lima ¿cómo ves la escena cultural?

 

Kukuli: Ha mejorado increíblemente. Hay muchos artistas cuyo trabajo me encanta, porque siempre me pareció que el arte que se hacía muchas veces podía haberse hecho en cualquier sitio, pero en los últimos 20 años estoy viendo obra que definitivamente es peruana porque tiene elementos de la cultura contemporánea peruana, como por ejemplo Alfredo Márquez, Christian Bendayán o Lala Rebaza.

 

 

LUGAR FAVORITO DE LIMA: Me gusta ir a la Costa Verde a ver el mar.

 

EL DATO: Patrimonio va hasta el 24 de junio en la Galería Germán Krüger Espantoso del ICPNA Miraflores (Av. Angamos Oeste 160).  Pueden ver a la artista pintando el mural los martes, jueves y sábados de 4 a 7pm. ¡No se la pierdan!